Presentación del libro Llovizna, de Edson Lechuga

15 junio 2011

Presentación del libro


LLOVIZNA
de Edson lechuga

Miércoles 15 de junio 2011, 19:30h
Librería La Central del Raval
c/Elisabets 6, Barcelona

Con la participación de los escritores mexicanos
Juan Pablo Villalobos, Emiliano Monge, y el autor.




Mi ombligo está enterrado en la huasteca poblana; en Pahuatlán de Valle, México. Dice mi madre que nací una noche de neblina y que por eso tengo esta tendencia a la llovizna. A los diecisiete el maravilloso y caótico DF me abrió sus piernas de madrastra y de ahí en adelante no se me ha quitado lo pata.de.perro. Ahí pasé por la UNAM con ganas de ser parte de sus muros, sus libros, sus mujeres; en Casa Lamm le metí mano a la poesía latinoamericana y, ya en Barcelona, me guarecí en la UB durante un par de años haciendo narrativa.
Edson Lechuga



Pablo Raphael


La llovizna cae sobre el asfalto y sobre la tierra, la ciudad y sus sombras se despliegan como animales heridos, la naturaleza triunfa implacable por encima de sus restos y a pesar de los hombres que son náufragos de sí mismos. Como un demiurgo de la felicidad y la tristeza, Edson Lechuga construye mundos para destruirlos. La inmensidad del transfondo es sólo un escenario. Aquí no hay gozo ni clemencia. El escritor es siempre un dios vengativo, que colecciona cuerpos y se fascina por el erotismo que es capaz de provocar en sus criaturas. Un asesino obsesionado por los insectos; un músico en desgracia que interpreta su última pieza; un zoofílico con gula caníbal; un don Juan oloroso a naftalina o la historia de un padre que, al modo griego pero en clave mexicana, espera el regreso de los hijos migrantes, forman parte de un universo que, como su autor, se construye bajo el signo de la identidad doble: la ciudad y el campo, la muerte y la vida, la luz y las bestias. El libro que el lector tiene en sus manos pertenece a la más antigua de las estirpes narrativas: el cuento. Pero no cualquier cuento, sino aquel que será dicho alrededor de la fogata y en presencia de los cazadores, dioses, guerreros y adivinas que fundaron la tradición oral. Lechuga ha inventado una épica y su virtud está en la capacidad para dialogar con esa tradición al tiempo que encara a sus contemporáneos. Para él el arte de narrar no está en la fascinación de la literatura online, ni en las novedades de la semana o el zapping. Lo suyo no es una ambición por sobresalir en el marasmo de técnicos e hipermodernos. Lo suyo será perdurar. Y acaso por eso ha logrado darle la vuelta a la modernidad en una modernidad donde el lugar más común es la ruptura.

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